junio 26, 2010

El Mar


Necesito del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es la ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navío.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético círculo
en la universidad del oleaje.

No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta  tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.

Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.
parece poco para el hombre joven

que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que sabía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
sustituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.

-Pablo Neruda

2 comentarios:

Yubel dijo...

hijole la vdd es que esta complicado de agarrarle en principio pero vaya que es un excelente poema amiga.

saludos!.

EärwenElórë dijo...

:-) que bueno que os gustó